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Esa animación del vagón de subte: una reproducción

Desde hace años que me fascina (y hoy me sigue fascinando) una animación pixelada que se reproduce cada tanto en los cartelitos informativos LED de algunas estaciones de subte en mi ciudad natal de Buenos Aires, Argentina:

¿Quién la animó? ¿Se hizo acá en Argentina a pedido de Metrovías? ¿Pertenece a un banco de animaciones prefabricadas que venían con el cartel? Nunca encontré respuestas concretas. Habiendo investigado el asunto por un par de horas, solo descubrí que [pendiente: investigar el asunto por un par de horas y poner los resultados acá].

Lo que sí hice, quizá para procesar la frustración de tanta incertidumbre, es replicar la animación puntito a puntito en Piskel. Se ve así:

GIF animado de vagón de subte

O, si prefieren la secuencia de imágenes:

Spritesheet de los cuadros de la animación

Algunos aspectos son más explícitos, otros más sugeridos. En términos generales, se trata de un vagón de subte pixelado (en rojo, sobre fondo negro) que emerge desde un túnel oscuro en dirección a la audiencia (quizá apenas en ángulo, tal vez una referencia a L’Arrivée d’un train en gare de La Ciotat, otra obra fundamental de la imagen en movimiento) para luego dar un giro de noventa grados a último momento y finalmente hacer mutis por izquierda.

Algunos elementos saltan al ojo al instante, como el giro repentino, que pareciera haber sido creado con mucha atención y cuidado pero el resultado final sigue dando la impresión de que el vagón se dobla al medio de manera grotesca.

Otros requieren más observación, como el juego con el espacio negativo en los primeros cuadros, en los que las luces frontales, inicialmente los únicos dos puntos rojos que se ven, se vuelven negros cuando el vagón sale de las sombras y el rojo pasa a describir el volumen de la superficie.

Mi reproducción es un trabajo apurado, que con más tiempo y observación se podría mejorar, pero es un comienzo. No captura de manera completa el encanto del original, en parte por la falta de artefactos y la simpleza de los píxeles cuadrados, y en parte también por mi falta de pericia a la hora de reproducir la animación con exactitud. Por ejemplo, nunca terminé de capturar la velocidad a la que avanza el vagón una vez que adopta su forma final.

Me basé exclusivamente en el video de YouTube ya enlazado, que capturé yo mismo hace unos años en mi celular. No sé a cuántos cuadros por segundo grabó mi celular, ni a cuántos se reproducen esos carteles LED, lo cual produce inconsistencias. Atravesar la grabación cuadro por cuadro revela imágenes que son claramente la combinación de dos cuadros diferentes, tal vez porque el celular capturó el momento en el cual la pantalla LED estaba refrescando la imagen:

Tres cuadros de la animación. El del medio parece ser una combinación accidental del primero y el tercero.

Algunos cuadros que incluí parecen ser deformaciones no intencionales, y algunos otros no existen en mi grabación pero los reconstruí a partir de pedazos de cuadros combinados, o de cuadros que aparecen con alguna distorsión muy sencilla de desenmarañar:

Cuadro reconstruido bajo la suposición de que la mitad inferior está corrida hacia la derecha

Sea como fuere, publiqué en Itch.io el archivo de Piskel y la secuencia de imágenes con fondo transparente, para cualquier alma inquisitiva que quiera continuar el trabajo:

También subí el GIF animado a Tenor, con la esperanza de que algún día se puedan utilizar de manera instantánea en WhatsApp o Facebook Messenger (que acá en Argentina son muy populares):

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Las Comededos: ficción interactiva en encuestas de Facebook

Hace un par de días, Facebook Memories me recordó algo interesante: un experimento de narrativa no lineal que llevé a cabo hace 3 años usando su sistema de encuestas.

El jueves 22 de febrero de 2018 publiqué el comienzo de una historia al estilo Elige tu propia aventura, con opciones votables sobre qué tenía que hacer la protagonista para continuar el relato.

1er post de Las Comededos

Cualquier persona que se cruzara la publicación tenía 24 horas (el tiempo mínimo que permitía Facebook) para elegir una opción. Diariamente, durante 8 días (es decir, hasta el jueves 1 de marzo), publiqué una nueva entrega de la historia, en la que obviamente la protagonista actuaba de acuerdo al resultado de la votación anterior.

No soy ni por asomo la primera persona que hace algo como esto. Por ejemplo, sin ir más lejos, [investigar casos previos y ponerlos en esta parte del artículo]. Sin embargo, la gente que se sumó al experimento se lo tomó como algo novedoso, y en general fue una semana muy divertida.

Al terminar la historia, me propuse escribir un artículo comentando la experiencia. Nunca lo hice. Aprovecho este blog nuevo que tengo para saldar esta deuda conmigo mismo.

Resumen

Más abajo van a encontrar el texto completo de la historia. Es bastante breve, pero si quieren un resumen con spoilers:

Nueve hermanas secuestran a la protagonista y la llevan a un campamento remoto para utilizarla en un ritual misterioso. Las hermanas son las Comededos, aunque sus nombres individuales son los de las musas griegas (por alguna razón 🤷‍♀️). El nombre de la protagonista nunca se revela, pero las Comededos la llaman Festín.

La protagonista se escapa del campamento y las hermanas salen a buscarla. Ella vuelve al campamento, creyéndolo seguro, pero eventualmente las hermanas regresan también y la acorralan.

En su desesperación, la protagonista derrota a una de las hermanas y le come los dedos. Por motivos rituales, las Comededos ya no le pueden hacer daño: la protagonista se volvió una de ellas. Escapa. Un año después, la protagonista está de vacaciones con su novia y recuerda brevemente su secuestro, con la tranquilidad de ahora estar a salvo.

Notarán que la historia resultante es lineal. Si bien los códigos literarios que manejé al escribir son los de una narración ramificada, de las que he escrito un par (bah, dependiendo de cómo las definamos), Las Comededos fue una cuestión diferente desde su concepción.

Formato

Nunca escribí ni me interesó escribir el resultado de las opciones que perdían la votación. Simplemente escribía cada entrega en un par de minutos, esperaba a que Facebook me dijera la opción ganadora al día siguiente, y buscaba un ratito para improvisar la parte siguiente en base a eso.

Quienes estuvieron ahí en 2018, votando, podían elegir por dónde seguía la historia. Quienes leemos ahora, solo podemos recorrer el resultado lineal de sus decisiones.

Fue interesante trabajar dentro de las limitaciones y posibilidades del formato. Las encuestas de Facebook solo podían tener 2 opciones, y cada una tenía un máximo de 30 caracteres. En una ocasión aproveché la opción para crear una votación entre 2 imágenes (aunque en la práctica puse para elegir dos siluetas incomprensibles que de todos modos estaban demasiado oscuras para distinguirse). Cada entrega es bien cortita, en parte por mi preferencia estilística, sí, pero también en gran medida por el nivel de atención que puedo esperar de mi audiencia en el feed de una red social.

El 3er post, con opciones de imágenes

La protagonista se llama Festín porque ese es el rol que tiene al comienzo de la historia, y no esperaba que nadie recordara nombres individuales. Las hermanas sí tienen nombres, pero narrativamente son bastante intercambiables. El término “Comededos” está hecho para evocar de forma directa y transparente su rol antagónico y su objetivo inmediato en relación a la protagonista.

Terminé la historia cuando se me dio la gana. En cada entrega tuve que ir aumentando la tensión para que hubiera una sensación de direccionalidad narrativa, así que cuando llegué a una tensión parecida a un clímax di por terminado el experimento.

En la última entrega tuve un problema que no había anticipado: quería mantener el formato encuesta, para que se entendiera a primera vista que se trataba de otra entrega de la misma historia, pero no quería sugerir que había otra decisión para continuar la trama. Por supuesto, Facebook no permitía encuestas de una sola opción. Resolví que las opciones fueran la primera y la segunda mitad de la frase “Y colorín colorado, este cuento se ha acabado”. Terminó ganando “Y colorín colorado”. Sospecho que la gente no quería parecer demasiado contenta de que este cuento hubiera acabado.

La decisión final

Intenté facilitar la navegación poniéndole a cada post un par de comentarios con enlaces al resto de la historia, pero no faltó gente que pidió todavía más comodidades:

  • que cada post tuviera el texto completo de la historia hasta el momento,
  • un hashtag para ubicar rápidamente todas las entregas,
  • un Facebook Event para separar las publicaciones de mis otros posts normales y poner recordatorios.
2da decisión, con enlaces al post anterior y al siguiente en los comentarios

Recibí estas sugerencias con cordialidad, y las ignoré por completo. No tenía el tiempo ni las ganas de hacer más de lo que estaba haciendo. Bah, sí empecé a usar un hashtag al final, pero no pude aplicarlo retroactivamente a entregas anteriores porque Facebook no permite editar encuestas cerradas.

Preguntas

Al terminar la historia, le pedí a mis amigues que me hicieran preguntas para responder en el postmórtem que nunca hice pero que técnicamente estoy haciendo ahora. No podía cerrar esto sin contestarlas.

Rumpel preguntó:
¿La gente eligió cosas que no esperabas que elija? ¿Sentiste que había decisiones que eran mil veces mejores que las otras?

No demasiado. Intenté que las opciones siempre estuvieran balanceadas, ya fuera porque ambas fueran sensatas, o porque ninguna lo fuera, o porque una opción sensata se enfrentara con una más llamativa y/o graciosa. Yo siempre me incliné un poco más por las opciones graciosas, pero la idea del proyecto era obedecer a la voz del pueblo, así que nunca puse una ramificación por la que no me entusiasmara seguir. Y de todos modos, como vos bien sabrás, las historias ramificadas tienen mucho margen para mentir, así que siempre podía tomar la opción ganadora y darle la vuelta que se me antojara.

Meredith preguntó:
¿Vos tenías expectativa de qué iba a votar la gente?

Un poco, al principio. Me daba algo de miedo haber puesto decisiones demasiado obvias que le sacaran la gracia al acto de elegir. Sin embargo, con el pasar de los días, vi que los porcentajes eran relativamente parejos y eso me tranquilizó. Ninguna opción perdió con menos del 25% de los votos (salvo la última, que no importaba demasiado). Fue una cuestión muy Godzilla vs. Kong: hay que tener presente que siempre va a haber suficiente gente en internet respaldando la postura menos obvia.

Leno preguntó:
¿Qué te pareció seguir los comentarios y las conversaciones que se armaban respecto a las votaciones? ¿Cómo se siente ver el proceso de toma de decisiones de la jugadora colectiva?

Esto fue lo más gratificante de la experiencia. Fue como hacer un videojuego pero con mucho menos esfuerzo, para una audiencia muy reducida de contactos que ya estaban a mi favor, y que en el mismo acto de interactuar con la obra ya generaban el feedback y la validación que es la mejor parte de publicar un juego. Normalmente tengo que sentarme a esperar que totales desconocides me comenten el juego o se graben haciendo un Let’s Play, con mucha suerte.


A continuación, para dar por terminada esta retrospectiva, lo prometido: el texto completo de la historia. Cada parte tiene enlace al post original, indicación de cuántas personas votaron, y las dos opciones disponibles (con la opción ganadora en negrita y acompañada de una estrella).

Las Comededos
(texto completo)

Parte 1
(9 votos)

Te abrís paso entre las malezas y llegás a la entrada de una Gruta de aspecto místico. Las Comededos te están siguiendo el rastro, pero alcanzás a esconderte detrás de un árbol antes de que aparezcan.

—¿Dónde está el Festín? No esperaba que corriera tan rápido —dice una.

Están las Nueve acá, o sea que dejaron el Campamento vacío. Se acercan cada vez más al árbol, pero por unos momentos miran todas hacia el Este. Es tu oportunidad.

  • Correr hacia la Gruta (33%)
  • Ir hacia el Campamento (67%)

Parte 2
(22 votos)

Llegás al Campamento de las Comededos. Vacío, como esperabas, o al menos eso parece: la oscuridad es abrumadora.

Podés ver la silueta del Altar y los preparativos del Festín. Los Instrumentos están dispuestos alrededor del Altar, pero en las tinieblas no se distinguen bien. Vas a necesitar alguno si querés sobrevivir esta noche.

La fogata está recién apagada, y lista para reiniciar en cualquier momento, pero las Comededos todavía están cerca.

  • Tomar Instrumento al azar (68%)
  • Encender fogata (32%)

Parte 3
(16 votos)

Las Comededos se percatarían de la fogata inmediatamente. Decidís agarrar un Instrumento en la oscuridad.

(69%) 😉⭐
(31%)

Parte 4
(19 votos)

Extendés la mano hacia una suerte de palo con protuberancias. Agarrás lo que parece el mango, pero se siente más como un trapo, y todo el resto del Instrumento está hecho del mismo material, salvo por unos diez palitos atados con hilo que cuelgan de una parte. Son todos del tamaño de un dedo humano.

—¿Quién anda ahí? —escuchás.

Una de las Comededos, Talía, acaba de volver al Campamento. La deben haber mandado a buscar algo. Tuvieron poco tiempo para prepararse una vez que te escapaste del Festín. No sabés si está mirando en tu dirección.

—Si llega a haber alguien, te juro que tengo a todas mis Hermanas acá en menos de un minuto —dice Talía, mientras se acerca a la fogata para prenderla.

  • Atacar (26%)
  • Esconderte (74%)

Parte 5
(46 votos)

Te metés rápido en una de las carpas. Por suerte no es la misma en la que las Comededos te tuvieron por horas antes de que lograras escaparte.

Afuera, Talía prende la fogata y recorre el Campamento. Hay un ruido de que agarró lo que venía a buscar. Parece estar satisfecha y a punto de regresar a sus ocho Hermanas, cuando empezás a sentir una fuerza imperiosa cerca de vos, algo dentro de la carpa que te llama con una voz muda y urgente.

Te das vuelta. Es un piano.

  • Tocar (65%)
  • Resistir (35%)

Parte 6
(22 votos)

Empezás a tocar el piano con energía, y resuena en todo el Campamento. No había manera de que pudieras contener el impulso. Con la diestra improvisás una melodía desaforada, con la zurda tratás de acompañar pero sin soltar el Instrumento de trapo.

Escuchás a Talía chiflar y acto seguido la ves entrando a la carpa. Tiene un gesto de desagrado profundo, el sonido la hiere visiblemente. Afuera empiezan a sonar las carcajadas de las Comededos que se acercan.

—Se te terminó la suerte, Festín —dice.

  • Seguir tocando (41%)
  • Usar Instrumento (59%)

Parte 7
(18 votos)

Agarrás el Instrumento de trapo y… lo zarandeás, apuntando vagamente hacía Talía. Ella retrocede un poco, como confundida, y finalmente empieza a mostrar señales de miedo. No tiene idea de qué puede hacer el Instrumento fuera del contexto controlado del Ritual.

En la confusión, hacés un gesto brusco y Talía cae de espaldas, golpeándose contra una vasija y perdiendo el conocimiento. Agarrás el cuchillo que traía en el cinturón y soltás el Instrumento, que no parece haber tenido ningún efecto especial.

En eso, las otras ocho Comededos llegan al Campamento.

—¿Dónde estás, Festín? —dice Euterpe con su voz ronca— Te estamos esperando.

  • Usar a Talía de rehén (33%)
  • Comerle los dedos (67%)

Parte 8
(13 votos)

—Vení un cacho —te llama tu novia desde afuera—. El cielo está hermoso.

Estabas bastante preocupada por la búsqueda del alicate, pero sabés que puede esperar. Estas vacaciones te están ayudando a entender todas las cosas que, aunque no lo parezca, pueden esperar. Respirás hondo y salís de la carpa sonriendo.

Te acordás de esa otra carpa, hace casi exactamente un año, de la que saliste moviéndote lento, con el corazón a mil por hora y la boca llena de sangre. Euterpe se había quedado sin palabras. Urania avanzó un poco en señal de amenaza pero Clío la detuvo con un gesto. Escupiste un meñique de Talía en la tierra y estaba claro que ya no te podían hacer nada: eras una de ellas.

Mirás al cielo. Está hermoso. Tu novia levanta las cejas como diciendo “¿viste?” y vos la abrazás fuerte. Aquella noche te fuiste del Campamento sin mirar atrás en dirección al pueblo más cercano. Esta mañana te sentás sobre un tronco y empezás a prender el fuego para preparar el almuerzo.

  • Y colorín colorado (77%)
  • Este cuento se ha acabado (23%)
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Mis blogs a lo largo de la historia

Voy a estrenar 2021 y este blog nuevo con un recuento breve de todos los blogs que tuve en la vida. No son muchos.

La era de los blogs personales llegó a su fin hace mucho tiempo. No dejaron de existir, pero se volvieron un espacio de nicho. El protagonismo que solían tener en internet ahora le pertenece a las redes sociales. No tengo las ganas ni los conocimientos para analizar esa transición, pero sepan que es un fenómeno fascinante.

La era de los blogs personales llegó a su fin hace mucho tiempo. Yo, sin embargo, insisto en tener uno. A pesar de no usarlo casi nunca. A pesar de que, personalmente, las redes sociales me encanten y no me ocasionen ni la ansiedad ni la frustración que sí le causan a tantas otras personas.

Me tranquiliza tener un espacio para comunicados personales u oficiales que no esté rodeado de publicidad. Un espacio cuya apariencia yo pueda modificar, aunque rara vez lo haga. Un espacio en el que mis palabras no estén tan perdidas en un mar de textos similares no relacionados escritos por otras personas sobre cualquier otro tema. Un espacio preparado para manejar contenido bilingüe, cosa que todavía en 2021 no ofrece ninguna plataforma gratuita de escritura online.

No es un espacio para usar regularmente, pero sí para tenerlo por si acaso, y quería recorrer mis diferentes intentos de generar esos espacios en la década pasada.

Una suerte de cuaderno
(2010-2012, 68 entradas, Blogger)

Creé mi primer blog a los 18 años. Estaba estudiando Letras en la UBA, no tenía un trabajo estable y llevaba 2 años en mi primera relación amorosa.

Por esa época, en Argentina, los diarios, las revistas y los noticieros salían cada tanto a reportar el surgimiento de una nueva plataforma internetística novedosa. Facebook y Twitter ya existían, pero probablemente a mí me sonaran más MySpace y Fotolog. Ninguna me llamaba la atención. Me parecían estructuras demasiado rígidas en las que no había mucho espacio para la expresión creativa.

Los blogs simplemente fueron el primer formato de presencia online que me llamó la atención. Fue la primera vez que un noticiero dijo “mirá lo que está usando la gente para expresarse en internet” y mi respuesta interna fue “uy, sí, yo podría usar eso para expresarme, para publicar los ensayos y los cuentos que de todos modos ya estoy escribiendo por mi cuenta”.

Además, ya visitaba regularmente blogs de personalidades que admiraba y me hacía una idea de su potencial. Es mucho menos común visitar regularmente el perfil de alguien en una red social, sin crearse una cuenta primero.

En este primer blog hay crónicas de mi vida cotidiana, micro-ensayos sobre cómo iba evolucionando mi filosofía personal, ilustraciones digitales que superan ampliamente mis capacidades actuales (1, 2), unas cuantas tiras cómicas sobre mis días en la universidad (1, 2, 3, 4), y montones de enlaces sin contexto y ocurrencias breves que en retrospectiva habrían funcionado mucho mejor como publicaciones sueltas en una red social cualquiera. Hay un análisis de Don’t Look Back de Terry Cavanagh, que después rescaté parcialmente para un artículo en Matajuegos.

Empezó exclusivamente en castellano, pero a partir de noviembre de 2010 el blog ya tenía su sección en inglés. No era una sección, en realidad, sino un blog completamente separado que yo me aseguraba de que se viera igual y tuviera el mismo contenido pero en el otro idioma. En mi antiimperialismo adolescente, me obstiné en seguir usando los signos de apertura de exclamación e interrogación independientemente del idioma, ¡¿like this?!, recurso que abandoné más tarde cuando empecé a tener amistades angloparlantes y no quería quedar en ridículo.

Ambas versiones están plagadas de pequeñas personalizaciones en mi HTML recién aprendido, como el contador cascarrabias de comentarios en cada entrada, o el encabezado del blog que cambia de ilustración cada vez que refrescás la página.

La última entrada fue escrita en un momento de crisis, justo después de mi primera separación. No dice mucho, sin embargo. Solo anuncia que tengo un blog nuevo. El enlace es a la URL que acababa de comprar, davidtm.com.ar, pero ahí simplemente había una página muy básica con un enlace a mi siguiente blog.

Bastardillas en el original
(2012-2013, 31 entradas, Blogger)

Este blog ya arranca con mis primeros anuncios de videojuegos publicados (1, 2). Estaba empezando mi vida pública como desarrollador de videojuegos: un capítulo de mi vida que continúa hasta hoy. Creo que este David se maravillaría con la cantidad de juegos que logré hacer desde entonces, aunque es igual de probable que se decepcionara de mi falta de fama internacional.

Las primeras entradas tienen algunas palabras censuradas. Se me había ocurrido que era un recurso artístico intrigante, y una buena manera de esconder las muchas veces que no se me ocurría qué palabra usar en una oración o cómo resolver un pensamiento. Abandoné el recurso al poco tiempo.

Actualmente la barra lateral tiene incrustada una página de error, porque originalmente ahí había un menú de navegación, hecho en Twine y alojado en mi sitio principal. Todavía se puede ver en la versión guardada en Archive.org, e incluye un enlace al blog en inglés, creado con el mismo sistema que el del blog anterior.

Recuerdo este blog con menos frecuencia que los demás. No es lo bastante distante como para sentir que lo creó otra persona, pero tampoco lo bastante cercano como para identificarme por completo. Así y todo, su contenido me parece muy superior a lo que venía haciendo hasta entonces. Hay micro-ensayos más enfocados en mi filosofía artística a partir de las cosas que ya había creado, reseñas de películas, series e historietas que estaba conociendo en ese momento, anuncios de traducciones y creaciones personales, y casi ningún enlace sin contexto que se leyera más como un tweet.

La última entrada, escrita probablemente en un momento de mi vida en el que no estaba pasando absolutamente nada desde hacía mucho tiempo, anuncia la mudanza a davidtm.com.ar/blog.

David (TM)
(2013-2016, 13 entradas, WordPress)

Por fin me digné a instalar WordPress con el plugin Polylang y tener un espacio propio bilingüe como la gente que no dependiera de un servicio gratuito tan limitado como Blogger. Es cierto que seguía usando un servicio gratuito para alojar el sitio, Freehostia, pero en cualquier momento lo podía cambiar por uno pago y migrar el sitio sin cambiar nada estructural. Al menos esa era la teoría.

Acá ya no hay más posteos tipo red social. Casi todas las reseñas de obras están encaradas con más especificidad que antes, analizando cierto aspecto de la obra en lugar de simplemente explicar por qué me gustaba o no. No es que nunca lo hubiera hecho antes, pero a partir de esta etapa se volvió la norma.

Hay ensayos sobre la naturaleza del lenguaje y sobre diversidad en la ficción, tema con el que empezaba a experimentar y en el que todavía era un novato, así que no esperen grandes revelaciones. El artículo Mecánico Macondo: videojuegos y América Latina (al que no enlazo directamente porque Archive.org no guardó una copia, pero lo pueden leer entero en la página principal del blog) es un primer paso tímido hacia los temas que iba a explorar más tarde en mis videos para Matajuegos, Hagan juegos para América Latina y Hacia una estética del videojuego latino.

Hacia una estética del videojuego latino

Curiosamente, esta versión del blog concluye con dos artículos llamados Qué estuve haciendo. Me resultan fascinantes, aunque deben ser de las cosas más aburridas que escribí.

El primer artículo, de junio de 2016, fue escrito en la época más triste de mi vida: mi trabajo me requería levantarme todos los días a las 6 de la mañana, y estaba atravesando mi primer (y hasta ahora único) amor no correspondido en el que me llevaba francamente mal con la persona que me gustaba. Al margen de todo eso, el artículo incluye el comienzo de dos proyectos fundamentales que me siguen acompañando con los años, aunque ahora estén un poco congelados: el blog de Matajuegos y mis parodias de juegos argentinos.

El segundo artículo, de septiembre de 2016 (nótese que esto es solo tres meses más tarde), fue escrito en la época más feliz de mi vida: había renunciado al último trabajo “normal” que tuve, empezado un trabajo mucho más satisfactorio que todavía tengo, y acababa de empezar mi segunda relación amorosa. El artículo realmente no cuenta mucho más.

Un tiempo después, el tráfico que recibía mi sitio superó lo contemplado en el plan gratuito de Freehostia y esta versión del blog dejó de funcionar.

????
(2018, 2 entradas [adicionales], WordPress)

En la segunda mitad de 2017, y en la misma semana, tuve mi segunda separación y comencé mi primer trabajo de oficina en un estudio de videojuegos. En marzo de 2018 iba a salir de Argentina por primera vez y asistir a mi primera conferencia internacional de desarrolladores de videojuegos. Quizá por todo esto me agarraron ganas de tener un sitio personal de nuevo, y uno que se viera más llamativo y profesional.

Santiago Franzani me diseñó un sitio hermoso, alojado gratuitamente en 000webhost, que incluía un blog en el que además se conservaron todas las entradas del blog anterior. No recuerdo qué motivó tanta bondad de su parte. Recuerdo que no le pagué un peso, y tengo la impresión de que no le agradecí ni una fracción de lo que amerita el laburo que se mandó, incluyendo ilustraciones bellísimas para cada uno de mis juegos de texto.

Solo agregué dos artículos en esta etapa, no particularmente interesantes: un elogio de la historieta Stand Still. Stay Silent y una crítica negativa de la película The Cloverfield Paradox.

Nunca le di a esta versión del sitio el amor que merecía. En parte por pereza y en parte por ciertos aspectos del sitio que no escalaban bien, como la presión de ponerle una ilustración hermosa a cada juego nuevo de texto que publicara. Eventualmente el plan gratuito de 000webhost también se rehusó a lidiar con el tráfico que tenía el sitio (la mayoría del cual eran probablemente bots) y dejó de funcionar. No estoy seguro de si existe una versión rescatable de esta instalación de WordPress. Al menos tengo copias de todos los artículos en Google Docs.

Este blog
(2021-????, 1 entrada y contando, WordPress)

En 2020 me encontré de pronto en medio de una pandemia global. A alguna otra gente le pasó lo mismo. Afortunadamente, y a diferencia de la mayoría de las personas que conozco, la cuarentena resultante no me afectó demasiado en lo emocional. Llevo casi un año de aislamiento, saliendo solo cuando tengo que ir al supermercado o cuando mi madre necesita remedios o algún otro recado, y nunca necesité ni tuve ganas de aprovechar siquiera las flexibilizaciones que cada tanto permite el gobierno.

Mientras otras personas estuvieron toda la pandemia intentando no colapsar bajo el estrés, yo tuve el privilegio de aprovechar el tiempo extra en casa para concretar varios proyectos que tenía pendientes desde hacía años:

  • traduje mi juego de texto más largo al castellano,
  • creé en poquísimo tiempo con mis colegas (una de las cuales es mi ex más reciente) un juego gigante que habíamos planeado hacía años y que fue premiado y elogiado a más no poder,
  • escribí mi primera novela (que ahora estoy editando y tengo unas ganas tremendas de mostrar al mundo pronto),
  • convencí a mi madre de que descontinuara su sitio en Blogger para que contratáramos juntes por fin un plan pago de alojamiento para nuestros sitios y blogs oficiales (en Hostinger, por si les interesaba).

El último punto, obviamente, es el relevante a los efectos de esta crónica. No sé qué le depara el futuro a mi vida bloguera. Si mantengo la constante de que cada uno de mis blogs tiene menos entradas que el anterior, ya no puedo publicar nada más después de hoy. No me preocupa. Como dije, este es un espacio para tener por si acaso, y ya disfruto bastante mi presencia en otras redes sociales.

Parte de mí quiere rescatar todas esas entradas viejas y publicarlas acá retroactivamente para conservar la historia de mi escritura online y darle a este blog una mayor sensación de continuidad, pero por otro lado también se siente bien que todos esos textos más novatos queden en archivos separados y accesibles solo para quien los busque con mucha determinación.

Por ahora me despido, y espero que hayan disfrutado este pequeño tour de mi vida. Aunque fuera desde un ángulo muy específico y limitado. Aunque lo hayan leído por arriba nomás. La era de los blogs personales llegó a su fin hace mucho tiempo, pero el formato conserva un lugar especial en mi corazón.